El sujeto moral es un individuo dotado de conciencia moral. Este sujeto
no es un ente abstracto o ideal, sino un ser concreto, ubicado en una
determinada circunstancia histórica y social. Es el sujeto real.
Los motivos o las intenciones son los que nos llevan a actuar o a
perseguir un determinado fin. Un mismo acto puede realizarse por
diferentes motivos: buenos o malos. Los motivos constituyen uno de los
factores más interesantes del acto moral por las discusiones que han
suscitado.
La decisión es la capacidad que tiene el sujeto para actuar por sí
mismo, en concordancia con lo que cree que es la mejor elección o
alternativa. Otorga al acto moral su carácter autónomo y voluntario, ya
que la decisión debe ser expresión de la propia voluntad y
responsabilidad del sujeto, y no de una voluntad ajena.
El acto moral se consuma en el resultado o realización del fin
perseguido. Algunas teorías consecuenciales o éticas de los resultados
sostienen que la licitud o ilicitud de una acción depende únicamente del
resultado o consecuencia que tenga. Dentro de este criterio, por
ejemplo, el delincuente es castigado porque el castigo tiene como
resultado impedir la realización de otros delitos semejantes.
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